lunes, 12 de diciembre de 2011

EDUCACIÓN EN LA EDAD MEDIA


El elemento novedoso, que establece la diferencia con el mundo antiguo, salta a la vista; la aparición de un componente del Estado que no existía con anterioridad: La institución de la Iglesia. Las transformaciones de la sociedad medieval, impusieron un nuevo elemento de dominio, diferenciado de lo hasta entonces conocido: El religioso.
La religión cristiana, acabó, a fin de cuentas, por convertirse en la Iglesia oficial del propio imperio. De la acumulación, monopólica pero pasiva, de tierras y riquezas monetarias, no pasó mucho tiempo para que la Iglesia comenzara una actividad financiera de gran dinamismo. Durante toda la Edad Media, los monasterios se convirtieron en poderosas instituciones bancarias de crédito rural.
En la educación monacal, a excepción de las escuelas elementales, se enseñaban tres áreas generales: Gramática, Retórica y Dialéctica, eran los pilares de la enseñanza. “…juristas doctos, secretarios prácticos y dialécticos hábiles, capaces de aconsejar a reyes y emperadores y de hacerse pagar largamente los servicios”. Eso era lo que producían las “Escuelas Externas” del monasterio”. Por su parte, los nobles destinados al ejercicio de la guerra, solían permanecer al lado de su madre hasta la edad de 7 años, pasaba a formar parte del servicio de algún señor feudal en calidad de paje. A los 14, se convertía en escudero y acompañaba al señor a la guerra, a los torneos y a las partidas de caza y, cuando rondaba los 20 años, se podía armar caballero.
El noble, además de guerrero, era terrateniente y dueño de una cantidad variable de siervos, al igual que los demás propietarios. La gran propiedad feudal, (la señorial y la monástica) no era una extensión continua y única de tierra, sino que se encontraba diseminada, en torno a las pequeñas “Villas” en que habitaban los vasallos y los siervos, lo que obligaba a los señores propietarios, a andar de lugar en lugar, consumiendo los frutos de cada uno y, desde luego, recolectando los tributos e impuestos. Hacia el siglo X, se empezó a formar una nueva clase social: La Burguesía (del alemán “Burg “burgo” (o ciudad).
En efecto, hasta esta época, las ciudades no eran más que castillos agrandados en su extensión y, sus habitantes, eran en su mayoría, artesanos y domésticos al servicio de un señor. A partir del siglo XI, sucesivas mejoras tecnológicas, aplicadas a la producción y la comercialización de una mayor diversidad de productos, permitieron acceder a una nueva etapa en el proceso de desarrollo económico y cultural, lo que, por ende, acarreó también mejoras en el ámbito social y educativo. En tanto la burguesía pudiente, triunfaba en las universidades, la pequeña burguesía invadía las escuelas elementales.
A mediados del siglo XIII, los magistrados de las ciudades comenzaron a exigir escuelas primarias subsidiadas y administrados por la ciudad. Este hecho, insignificante en apariencia, era un evidente atentado contra el control que la Iglesia ejercía en la sociedad de su tiempo: Las escuelas municipales, logran que se abandone el latín y se enseñe en la lengua materna y se le da mayor importancia al estudio del cálculo numérico y la geografía, que a la teología. Esto permitió que, un mucho mayor número de niños y jóvenes, de la pequeña burguesía, se prepararan como expertos navegantes y contadores.
Esta nueva clase social, en acelerado proceso de formación, hizo gran presión sobre la Iglesia, al ampliar el número de estudiantes y, de esta manera, logró hacer de la antigua educación elemental, una especie de antecesora de la educación técnica, al alcance de muchas más personas.
La principal consecuencia directa de esta engañosa “democratización” de la educación burguesa fue, ni más ni menos, que la llegada del Renacimiento.

 Durante el Renacimiento, la educación fue incorporando, poco a poco, los cambios impulsados por el Humanismo. La creación de la imprenta, por su parte, transformó el mundo de los lectores y de la lectura.
La educación: continuidad y cambio.
Durante el Renacimiento, la educación continuó con la estructura de la enseñanza medieval, organizada en función de las necesidades de la Iglesia de formar clérigos que debían conocer el latín.
En general, la enseñanza era semejante en todos lados: el profesor leía y comentaba un manual y se acudía muy poco a las fuentes. Luego, los alumnos se dedicaban a la discusión de los temas planteados. En una misma aula había varios profesores con distintos grupos de alumnos. Para evitar esta superposición se fue iniciando una distribución de los alumnos según su nivel de conocimiento, que con el correr del tiempo trajo como consecuencia la separación de los alumnos por edades.
Los pedagogos del Renacimiento introdujeron el griego en la enseñanza superior y sustituyeron el latín de la Iglesia por el de escritores de la época clásica, como Cicerón y Virgilio. Sin embargo, conservaron de la enseñanza en las facultades medievales de artes el trivium (gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música). Las facultades de artes otorgaban el título de “maestro en artes”, que permitía el ingreso a las facultades especializadas en medicina, derecho ó teología. Con el tiempo, las facultades de artes se fueron transformando en colegios, dando origen así a la enseñanza secundaria moderna. A estos colegios, cada vez más numerosos y más concurridos, asistían burgueses y algunos jóvenes pobres que trabajaban como criados -en el propio colegio ó en la casa de profesores- para poder concurrir a las clases.
Fue en estos colegios y no en las universidades donde penetraron más fácilmente las ideas del Humanismo.
Francisco Rebelais, fue un escritor satírico francés, que nació alrededor de 1495 y murió en 1553. Su obra más famosa es “Garantúa y Pantagruel”. Bajo las exageraciones de la forma y de un lenguaje harto licencioso, afluyen en esta novela una moral epicúrea, una filosofía de la naturaleza y un pensamiento netamente humanista y se combinan la exaltación de la inteligencia y de los sentidos.
A continuación, un extracto de éste libro, que habla sobre la educación de la época en cuestión:
La nueva educación, según Rabelais
“Ahora han sido restablecidas todas las disciplinas y se han instaurado las lenguas: la griega, sin la cual es vergüenza que una persona se califique de sabio, la hebrea, la caldea, la latina. Y se usan elegantes y correctas muestras del arte de imprimir inventado en mi época por inspiración divina como, por contraste, lo ha sido la artillería por sugestión diabólica. Todo el mundo está lleno de gente sabia, de preceptores muy doctos, de bibliotecas amplísimas, y, por lo que sé, no hubo en tiempos de Platón, ni de Cicerón, ni de Papiniano, tantas facilidades para el estudio como las que vemos en la actualidad. [...] Hasta las mujeres y las niñas han aspirado a ese ensalzamiento y a ese maná celestial de la buena cultura [...].
Por lo cual, hijo mío, te exhorto a que emplees tu juventud en sacar buen provecho de los estudios y de tus virtudes [...]. Entiendo y quiero que aprendas las lenguas a la perfección. En primer lugar, la griega, como quiere Quintiliano; en segundo lugar, la latina; y luego, la hebraica, por las santas escrituras; y la caldea y la arábiga de manera semejante; y que te formes tu estilo, en lo que se refiere a la lengua griega, a imitación de Platón; en cuanto a la latina, a imitación de Cicerón. Que no haya historia que no tengas presente en la memoria, para lo cual te servirá de ayuda la cosmografía de aquellos que han escrito sobre ella.
De las artes liberales, geometría, aritmética y música, ya te hice tomar algún gusto cuando eras aún pequeño, cuando tenías cinco ó seis años, prosigue pues con el resto, y de astronomía has de llegar a conocer todos los cánones. Deja de lado la astrología adivina y el arte de Lulio como abusos y vanidades. Del derecho civil, quiero que sepas de memoria los bellos textos, y que, los cotejes con la filosofía.
Respecto de los hechos de la naturaleza, quiero que te dediques a ellos cuidadosamente: que no haya mar, ni río, ni fuente cuyos peces no conozcas; has de conocer todos los pájaros del aire, todos los árboles, arbustos y frutos de los bosques, todas las hierbas de la tierra, todos los metales escondidos en el vientre de los abismos, las piedras preciosas de todo el Oriente y de los países del Sur, para que nada te sea desconocido.
Luego, revisa cuidadosamente los libros de los médicos griegos, árabes y latinos, sin despreciar a los talmudistas y los cabalistas; y, por medio de perfectas anatomías, adquiere un cabal conocimiento de ese otro mundo que es el hombre. Y durante algunas horas del día, empieza a frecuentar las santas escrituras. Primero, en griego, el Nuevo Testamento y las Epístolas de los apóstoles; y luego, en hebreo, el Antiguo Testamento. [...]”
RABELAIS.
Pantagruel, capítulo VIII.


La invención de la imprenta
Hasta el fin de la Edad Media, los libros se fabricaban uno a uno, ya que eran copiados a mano. Se trataba de un proceso lento y costoso, que no podía satisfacer la creciente demanda de textos.
La solución al problema técnico de obtener varios ejemplares iguales en menor cantidad de tiempo fue concebida hacia 1450 por el alemán Johannes Gutenberg y consistía en la utlización de tipos móviles de metal (uno para cada letra, signo de puntuación ó espacio entre letras ó entre palabras). La utilización de tipos móviles permitía componer una página completa (conocida como “forma de composición”) que se entinaba y servía para imprimir todas las hojas de papel que fueran necesarias.
Con la invención de la imprenta, el número de libros publicados aumentó espectacularmente: de algunos miles de ejemplares durante la Edad Media a 20 millones entre los años 1450 y 1500.
Los impresores del Renacimiento ocupaban un lugar central en la vida cultural de la época. Eran humanistas a la vez que hombres de negocios y tenían a su cargo todas las etapas del proceso de edición de los libros.
El espíritu de la educación durante el Renacimiento está muy bien ejemplificado en las escuelas establecidas por los educadores italianos Vittorino da Feltre y Guarino Veronese en Mantua; en sus escuelas introdujeron temas como las ciencias, la historia, la geografía, la música y la formación física. El éxito de estas iniciativas influyó en el trabajo de otros educadores y sirvió como modelo para los educadores durante más de 400 años. Entre otras personalidades que contribuyeron a la teoría educativa, sobresalió el humanista alemán Erasmo de Rotterdam, el educador alemán Johannes Sturm, el ensayista francés Michel de Montaigne y el humanista y filósofo español Luis Vives. Durante este periodo se dio una gran importancia a la cultura clásica griega y romana enseñada en las escuelas de gramática latina, que originadas en la Edad Media, llegaron a ser el modelo de la enseñanza secundaria en Europa hasta el inicio del siglo XX. De ésta época datan las primeras universidades americanas fundadas en Santo Domingo (1538), en México y en Lima (1551).
La influencia del protestantismo
Las iglesias protestantes surgidas de la Reforma promovida por Martín Lutero en el inicio del siglo XVI establecieron escuelas en las que se enseñaba a leer, escribir, nociones básicas de aritmética, el catecismo en un grado elemental, y cultura clásica, hebreo, matemáticas y ciencias, en lo que podríamos denominar enseñanza secundaria. En Suiza, otra rama del protestantismo fue creada por el teólogo y reformador francés Juan Calvino, cuya academia en Ginebra, establecida en 1559, fue un importante centro educativo. La moderna práctica del control de la educación por parte del gobierno fue diseñada por Lutero, Calvino y otros líderes religiosos y educadores de la Reforma.
La influencia de la Iglesia Católica
Los católicos también siguieron las ideas educativas del Renacimiento en las escuelas que ya dirigían ó que promocionaron como respuesta a la creciente influencia del protestantismo, dentro del espíritu de la Contrareforma. Esa síntesis se realizaba en los centros de la Compañía de Jesús, fundada por el religioso español san Ignacio de Loyola en 1540, con la aprobación del papa Pablo III. Los jesuitas, como se conoce a los miembros de la congregación, promovieron un sistema de escuelas que ha tenido un papel preponderante en el desarrollo de la educación católica en muchos países desde el siglo XVI: la llamada Ratio Studioron, que después cambiarían las escuelas Pías de san José de Calasanz.
Los jesuitas se distinguieron por su sólida disciplina y por su voto de obediencia absoluta a los superiores y, en particular, al papa. El objetivo principal de la Compañía era la enseñanza y la prédica para robustecer las creencias católicas, debilitadas por la Reforma. Con este fin realizaron también una amplia labor de evangelización, sobre todo en las tierras recién descubiertas de Asia y América.
La Revolución Científica
A fines de la Edad Media, las ideas revolucionaron hasta cuestionar el mundo aristotélico y tomista. También se buscó demostrar ó negar los principios fundamentales de la ciencia, a través de la experimentación.
A pesar de estos esfuerzos, el progreso científico debió vencer fuertes obstáculos: la filosofía estaba aún supeditada a la teología, y las universidades relegadas respecto de la Iglesia.
Expulsados del mundo de las universidades, los científicos comenzaron a recibir la protección de los reyes y los grandes burgueses. Gracias a este apoyo, en el siglo XVI comenzó un importante movimiento intelectual que, a partir de la ciencia, buscó impugnar los dogmas imperantes. Algunos personajes de este siglo fueron la base de los progresos científicos del siglo XVII, por ejemplo, el monje polaco Copérnico que postuló la idea de que el Sol y no la Tierra era el centro del Universo.
En el siglo XVII, nuevos métodos de investigación condujeron a importantes avances en el campo de la ciencia. Los tres grandes científicos del siglo XVII fueron Juan Kepler, Galileo Galilei e Isaac Newton.
  • Juan Kepler, a partir de sus tres famosas leyes, hizo una descripción precisa del movimiento de los planetas alrededor del Sol.
  • Galileo Galilei confirmó las teorías de Copérnico, avanzó los estudios sobre la caída de los cuerpos y formuló el principio de inercia.
  • Isaac Newton elaboró una teoría que permitió no solo describir sino también explicar el movimiento de los cuerpos. Newton formuló las leyes de la mecánica e ideó el cálculo infinitesimal, que posibilitó la resolución matemática de los problemas de movimiento. Con respecto al movimiento de los planetas, postuló su célebre Ley de Gravitación Universal.
La literatura en el siglo XVII
Durante el siglo XVII, entre la persistencia renacentista y el arribo de un nuevo clasicismo, se impuso el estilo barroco que adquirió características propias en cada país, pero sólo brilló en España.
Un panorama de la literatura en Europa
En Inglaterra, a comienzos del siglo, continuaban los éxitos del teatro isabelino, cuyo máximo representante fue William Shakespeare. Este gran dramaturgo renacentista, ya en sus obras de madurez, por ejemplo en Hamlet, reflejó los contrastes típicos del Barroco, que supieron explotar sus sucesores. Con la revolución de Cromwell, la producción literaria sufrió una grave crisis.
En poesía surgió el eufuismo, estilo barroco inglés, sinónimo de afectación y preciosismo.
En Italia, a diferencia de la importancia que adquirieron la pintura, la arquitectura y la escultura, no hubo obras significativas.
En Alemania, se desarrolló una literatura nacional, ligada al Barroco, sobre todo en la poesía lírica y en la narrativa, con novelas del tipo de las de la picaresca española.
En Francia, con el triunfo del absolutismo, el estado impuso sus reglas en el arte. La literatura se alejó del Barroco y se convirtió en académica e intelectual, basada en la imitación formal de los grecolatinos. En el teatro se destacaron Moliére, Racine y Corneille.
La excelencia de la literatura española se manifestó en las obras de Félix Lope de Vega. Pedro Calderón de la Barca. Luis de Góngora y Francisco Quevedo, que junto con Cervantes contribuyeron a que esa época se denominara “el siglo de oro español”.
La música
Hasta el siglo XVII, la música se componía en general para celebraciones religiosas y con el fin de acompañar el canto. Desde el Barroco comenzaron a escribirse composiciones instrumentales para grandes orquestas. El Barroco marcó también el nacimiento de los grandes géneros musicales profanos: la ópera, el ballet y la sonata.
El compositor más destacado de la época fue el italiano Antonio Vivaldi. Muchos de sus conciertos están dedicados a instrumentos solistas. Los instrumentos más utilizados en esta época fueron el clavicordio y el violín.

siglo xviii
El siglo XVIII: Rousseau y otros
Durante el siglo XVIII se estableció el sistema escolar en Prusia; en Rusia empezó la educación formal bajo Pedro el Grande y sus sucesores; también se desarrollaron escuelas y colegios universitarios en la América colonial y se implantaron reformas educativas derivadas de la Revolución Francesa. Al final del siglo se fundaron en Inglaterra las escuelas del domingo por el filántropo y periodista Robert Ralkes para beneficio de los muchachos pobres y las clases trabajadoras. Durante el mismo período se introdujo el método monitorial de enseñanza, por el que cientos de muchachos podían aprender con un profesor y la ayuda de alumnos monitores ó asistentes. Los dos planes abrieron la posibilidad de la educación de masas.
El teórico educativo más relevante del siglo XVIII fue Jean-Jacques Rousseau, nacido en Ginebra. Su influencia fue considerable tanto en Europa como en otros continentes. En “Emilio” (1762) insistió en que los alumnos debían ser tratados como adolescentes más que como adultos en miniatura y que se debe atender la personalidad individual. Entre sus propuestas concretas estaba la de enseñar a leer a una edad posterior y el estudio de la naturaleza y de la sociedad por observación directa. Sus propuestas radicales sólo eran aplicables a los niños; las niñas debían recibir una educación convencional. Su célebre aserto: “Todo es perfecto al salir de las manos del Creador y todo degenera en manos de los hombres”, y la retórica persuasiva de estos escritos provocaron comentarios burlones por parte de Voltaire, quien atacó las opiniones de Rousseau y suscitó una eterna enemistad entre ambos filósofos franceses.
Su teoría de la educación condujo a métodos de enseñanza infantil más permisivos y de mayor orientación psicológica, e influyó en el educador alemán Friedrich Fröbel, en el suizo Johann Heinrich Pestalozzi y en otros pioneros de los sistemas modernos de educación. “La nueva Eloísa” y “Confesiones” introdujeron un nuevo estilo de expresión emocional extrema, relacionado con la experiencia intensa personal y la exploración de los conflictos entre los valores morales y sensuales. A través de estos escritos, Rousseau influyó de modo decisivo en el romanticismo literario y en la filosofía del siglo XIX. Su obra esta también relacionada con la evolución de la literatura psicológica, la teoría psicoanalítica y el existencialismo del siglo XX, en particular por su insistencia en el tema del libre albedrío, su rechazo de la doctrina del pecado original y su defensa del aprendizaje a través de la experiencia más que por el análisis. Su espíritu e ideas estuvieron a medio camino entre la Ilustración del siglo XVIII, con su defensa apasionada de la razón y los derechos individuales, y el romanticismo de principios del siglo XIX, que propugnaba la experiencia subjetiva intensa frente al pensamiento racional.
Las contribuciones educativas de Rousseau se dieron en gran parte en el campo de la teoría; correspondió a muchos de sus seguidores poner sus ideas en práctica. El educador alemán Johann Basedow y otros abrieron escuelas en diferentes partes basándose en la idea de “todo según la naturaleza”.
Johann Bernhard Basedow (1724-1790), fue un reformador educativo alemán, nació en Hamburgo y estudió en la Universidad de Leipzig. Bajo las ideas del filósofo John Locke y el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau, en 1774 proyectó una reforma de la educación primaria en el sistema escolar alemán. Los puntos de vista de Basedow fueron generalmente aceptados, creando en Dessau un centro de instrucción educativa que denominó Filantropino, del que él era el director. El Filantropino y otras instituciones semejantes, que fueron sucesivamente establecidas en otras ciudades, potenciaban el incremento de la calidad de enseñanza relacionando el trabajo escolar con el mundo exterior de las clases. En 1778 Basedow dimitió como director del Filantropino, que fue cerrado quince años después.
Además de los aportes culturales, los filósofos de la Ilustración ejercieron críticos de orden político, que circularon en Europa con éxito notorio.
La vida intelectual del siglo XVIII
Desde el punto de vista de la historia de las ideas, el siglo XVIII resulta de particular importancia. En buena parte de Europa se desplegó una activa vida intelectual, animada por el movimiento conocido por la Ilustración.
La acción de los ilustrados se desplegó en muchas áreas de conocimiento, incluyendo las Ciencias Naturales. Asimismo, en el seno de este movimiento se destacó un grupo de filósofos que produjeron un importante pensamiento político, aunque no constituyeron un grupo formal ni propusieron ningún programa común. Probablemente, uno de los testimonios más completos para brindar un panorama de este grupo es la Enciclopedia, publicada por Denis Diderot y Jean Le Rond, d'Alembert entre 1751 y 1772, con la participación de algunos de los filósofos más destacados.
Los “antepasados intelectuales”
Entre los filósofos ilustrados se destacan Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu (1694-1778). Francois Marie Arouet, llamado Voltaire (1694-1778) y Jean Jacques Rousseau (1712-1778).
Los planteos centrales
Los ilustrados se mostraban fuertemente críticos hacia aquellas posiciones filosóficas en las que todavía se hacían presentes con fuerza elementos que provenían del pensamiento religioso más tradicional. Al mismo tiempo, ofrecían una interpretación de la sociedad y del hombre que eludía cualquier principio teológico ó místico. La razón era la herramienta con la que, decían, contaban los hombres para comprender el mundo. Exhibían, por otra parte, un firme optimismo en el futuro del hombre, y en su posibilidad de alcanzar la felicidad.
Un pensamiento de élite
Si bien el pensamiento de los hombres de la Ilustración tenía como objetivo el bienestar de la sociedad, no estaba dirigido directamente a los sectores populares.
En busca de la realización práctica de algunas de las reformas que imaginaban, muchos filósofos no dudaron en colaborar con los monarcas. Con la influencia de los filósofos, muchos monarcas -como Carlos III de España, Federico II de Prusia y María Teresa de Austria- ejecutaron políticas de modernización económica, de apertura religiosa y de educación, aunque mantuvieron su poder absoluto.
Montesquieu
Algunas de las ideas de estos hombres tuvieron una importante difusión en su tiempo entre los que sabían leer, que no eran la mayoría. También tuvieron un fuerte impacto en la Revolución Francesa y en las luchas políticas del siglo XIX. La interpretación que de ellos tenemos en nuestros días está vinculada con su influencia en estos acontecimientos.
Del pensamiento de Montesquieu, quien en 1748 publicó “Del espíritu de las leyes”, se han focalizado sus ideas sobre la restricción del poder de la monarquía, a través de una constitución y de la división de poderes, al estilo inglés. Cuando analizaba el caso francés, Montesquieu reclamaba mayor autoridad para los que llamaba “cuerpos intermedios”, que eran instituciones dominadas por la aristocracia.
bibliografía
  • Enciclopedia Vergara, Barcelona, Editorial Vergara, 1962.
  • Gran Diccionario Salvat, Barcelona, Salvat editores,1995.
  • Enciclopedia Magister, Buenos Aires, Editorial Sopena, 1966.
  • Enciclopedia Encarta 2000, Microsoft, 2000.
  • Cattáneo, Cattaruzza, Paz y otros, Historia, Buenos Aires, Editorial Santillana, 1997.
  • Bagnoli, Cattaruzza, Paz y otros, Historia2, Buenos Aires, Editorial Santillana, 1996.
2.     San Agustín se expresa así del Educador Agustiniano:
• El Maestro Interior: "Tenemos todos un solo Maestro. Y, bajo él, so- mos todos condiscípulos. No nos constituimos en maestros por el hecho de hablar desde una cátedra. El verdadero Maestro habla desde adentro" (Serm. 134, 1, 1).

3.     Caracteres generales del Humanismo y del Renacimiento
Las relaciones entre humanismo y Renacimiento se presentan bajo el aspecto de una polémica: mientras que el humanismo se caracterizará por el retorno a la sabiduría clásica, en el marco de una preocupación fundamentalmente de signo filológico y teológico, el Renacimiento lo hará como impulsor del desarrollo de la ciencia. Así, el Renacimiento, sin renunciar a los temas básicos del humanismo, le superará, al desligar tales temas de la perspectiva teológica y enlazarlos con el pensamiento científico
a) Caracteres del humanismo


Uno de los rasgos distintivos más conocidos y destacados del humanismo es su interés por lo "antiguo", por lo clásico, interés en el que predomina el punto de vista de la investigación filológica. Este interés provoca el desarrollo de la perspectiva histórica en el acercamiento a otra cultura, por que se puede afirmar que con el humanismo se consolida la historicidad como clave del pensamiento europeo.


A diferencia de lo que ocurría en la edad media, donde el hombre era considerado fundamentalmente desde una perspectiva teológica, los humanistas valorarán el hombre desde una perspectiva mundana, no-divina, es decir, el hombre será visto como un ser natural e histórico. La religión, aparte de su función redentora, es considerada ante todo en su función civil. Así, tanto la religión como la tolerancia religiosa son instrumentos válidos para asegurar el ideal de la paz civil. La creencia en la unidad última de todas las religiones es afirmada, consecuentemente, desde esta caracterización.

b) Caracteres del Renacimiento
El ideal común de este período viene definido por la esperanza de un renacer del ser humano a una vida verdaderamente "humana", mediante el recurso a las artes, las ciencias, la investigación... poniendo de manifiesto la consideración del ser humano como ser natural, en oposición a la consideración medieval del ser humano como ser-para-Dios.

El retorno a los antiguos significa no sólo la recuperación de su obra, sino fundamentalmente el retorno al principio, a los orígenes de la vida humana, cultural, del ser humano. Volver al principio no significa volver a Dios, sino precisamente al terreno del hombre y del mundo humano. De ahí la valoración del pensamiento filosófico pre-cristiano. El retorno significa, además, una conquista. La vuelta a los orígenes, al principio, conlleva la conquista de la personalidad humana. El que este retorno se efectúa mediante las artes y las ciencias, y no mediante experiencias místicas interiores, por ejemplo, significa una búsqueda de la objetividad. En efecto, sólo la objetividad puede poner en evidencia el status original del hombre frente a la naturaleza, es decir, manifestar su origen y su condición humana.
Por lo mismo, el hombre es libre de decidir su conducta, de elegir su destino, lo que supone una exaltación de la libertad individual tanto en el orden teológico como el orden cultural y social.

4.     PROPOSITOS DE LA EDUCACIÓN MEDIEVAL: Hay otras dos características esenciales que también son importantes:
• Conservación de la cultura clásica romana y recuperación de la filosofía griega.
• Elaboración de una cultura propia de sentido cristiano
• Considerar al espíritu cristiano como una presencia viva que quiere inspirar toda la vida del hombre medieval.

LA EDUCACIÓN MONÁSTICA.
Las escuelas medievales
• Las escuelas monacales, ubicadas en los monasterios, preparaban a niños y jóvenes para la vida religiosa; constaba generalmente de dos escuelas, la escuela interior reservada a los futuros monjes, y la escuela exterior para aquellos jóvenes que deseaban ser sacerdotes.
Las escuelas a tener un momento tuvieron un signo benedictino hasta el siglo X, posteriormente fueron monjes cistercienses, cluyacenses...
La vida cultural y el intercambio de conocimientos entre unas y otras escuelas, contribuyeron a consolidar el mundo monacal, como un centro de expansión científica.
• Las escuelas episcopales o catedralicias, son posteriores en su nacimiento a la monacales, datan del siglo VIII.
Eran escuelas parroquiales que recomendaban a todos los sacerdotes.
- Las escuelas palatinas estaban regentadas por eclesiásticos, sus enseñanzas se impartían por clérigos, aunque sus alumnos no tenían que seguir necesariamente la vida sacerdotal, la más famosa fue la de la Corte de Francia.
El plan de estudios variaba muy poco de unas escuelas a otras, si bien el curriculum cambió en los diferentes periodos escolásticos, comprendían , la gramática, retórica y el cuadrivium, y hay otros que aparecen mas tardíamente, como son la dialéctica y la lógica.
El curriculum de estas escuelas que se impartía respondía generalmente a tres niveles:
• Iniciación, en el que se enseña la lectura, la escritura, algunos conocimientos elementales de lengua latía, y el inicio en textos bilblicos.
• Estudio de artes , que conformaban el trivium, gramática, retórica y dialéctica, y en menor grado el cuadrivium.
• Nivel superior, en el que se estudiaba la escritura con comentarios de orden gramatical, historico y teológico.



1 comentario:

quinbiepadon dijo...

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